Vaya por delante que mi intención no es deprimir a nadie ni ser pesimista, sino exponer brevemente algunas de las realidades que he conocido en estos años, directa o indirectamente. Aquí van, a mi juicio, las 5 frustraciones más frecuentes que sufre un músico al terminar sus estudios oficiales:

frustraciones del músico

1.  Las evaluaciones y exámenes no terminan

En cualquier disciplina, un buen profesional debe estar siempre en continuo aprendizaje. Además, en muchas ocasiones, el estudio de la materia y de sus competencias se incrementa considerablemente para la realización de algún examen u oposición. Imagínate, por ejemplo, un estudiante de derecho que se prepara durante años para lograr una plaza como juez. Pero, ¿qué pasa con el músico?

La mayoría de los músicos de conservatorio inician sus estudios oficiales de música a edades muy tempranas, en torno a los 8 años. Esto es algo que sólo ocurre en las enseñanzas artísticas o ¿te imaginas a un médico que comience su carrera a una edad tan prematura? Además, desde el inicio, el músico se ve sometido a las mismas situaciones que se encontrará cuando sea adulto, como las audiciones, exámenes o conciertos. De esta forma, se interioriza desde pequeño que para desempeñar su futura profesión hay que estar siempre preparado, como si se estuviera continuamente de exámenes.

Cuando se finaliza el conservatorio persiste esta evaluación y auto evaluación continua (de uno mismo, del público, del jurado de concursos o de los compañeros de la orquesta, por ejemplo). Esto puede desembocar en tener la sensación de estar siempre en tensión y en un exceso de autocrítica que nos impida disfrutar de nuestras pequeñas o grandes metas, además de sufrir de falta de autoestima musical o del temido miedo escénico.

2.  La vida más allá de la música

Y es que para tocar bien un instrumento se requieren muchos años de estudio y mucho sacrificio. Aunque esto es necesario, hay que evitar que tu profesión y pasión monopolicen tu vida. Recuerda que hay vida más allá de la música. Cultiva tus relaciones familiares, de pareja y sociales, y realiza también otras actividades.

3. Los compañeros como competidores

La competencia entre nuestros propios compañeros y amigos es una verdad silenciada. Desde pequeños está presente y se agudiza con los años: por alcanzar mejores resultados, por tener un papel más importante en la orquesta, por el reconocimiento de los profesores o por conseguir un trabajo, por ejemplo.

Y es que las profundas amistades cosechadas durante los años de estudiante en los que se han compartido tantas vivencias pueden ponerse en tela de juicio ante la búsqueda de trabajo. Sin duda es algo que no debería suceder pero, ¿te ha ocurrido, por ejemplo, que un "amigo" te ha escondido la noticia de convocatoria para una plaza de orquesta? Pues eso.

4. Encontrar trabajo 

El conservatorio nos prepara casi exclusivamente para trabajar en el mundo de la interpretación. La principal salida laboral suele ser entrar en una orquesta, lo cual es una tarea complicada por diversos factores: pocas plazas existentes, competencia feroz, "chanchullos" habituales, etc. Las pruebas son cada vez más dificiles y el nivel es altísimo. Esto hace que un músico tenga que realizar de media unas 10 a 15 veces hasta que consigue una plaza, lo que supone un fuerte desgaste físico y mental.

¿Y si consigo una plaza en una orquesta? Lo primero, enhorabuena. Pero, te advierto que muchas veces el trabajo en una orquesta profesional no es tan bonito como creemos. Las relaciones con los compañeros y superiores (gerente, inspector o director) pueden llevar a numerosos conflictos y las condiciones materiales no son siempre las idóneas. El trabajo se convierte en algo rutinario y es frecuente la falta de motivación entre los músicos. Según una encuesta británica de 2001, realizada entre 498 músicos de orquesta, el trabajo puede "ser espiritualmente agotador... todos, excepto los más entregados, llegan a sentirse desencantados con su suerte... En esas circunstancias, la vida de los músicos de orquesta se convierte en una sucesión de obligaciones sin interés".

La siguiente salida laboral más frecuente es la pedagogía. Aunque a muchos les encante enseñar, pensar que durante toda tu vida has fantaseado con la idea de dedicarte profesionalmente a la interpretación y tener que asumir un rol de profesor para el que no te han preparado, suele ser un motivo de frustración.  A esto hay que sumar también el hecho de que las oposiciones en conservatorios e institutos son cada vez más difíciles y hay menos plazos.

Te recomiendo que eches un vistazo a mi artículo "25 salidas laborales para un músico profesional" para que entiendas que el mundo de la música es mucho más amplio de lo que nos enseñaron en el conservatorio.

5. Inestabilidad económica 

Seamos sinceros: dar cuatro clases particulares y tener unos cuantos "bolos" mal pagados no dan la estabilidad económica que se merece una persona que ha estudiado su instrumento más de 10000 horas. Si bien esto puede estar muy bien mientras estamos estudiando, es muy diferente cuando terminamos el conservatorio. Una persona de entre 25 y 30 años, por ejemplo, necesita una estabilidad económica que le permita tener una buena perspectiva de futuro.

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